El Principio Divino sugiere que éste problema debe ser tratado en términos de cuatro factores: la libertad humana, el poder del amor, la inmadurez de Adán y Eva en el momento de la caída y la dignidad intrínseca del hombre como señor de la creación.
La libre voluntad del ser humano. Poseemos libertad de elección porque fuimos creados a imagen de Dios. Como seres humanos, somos responsables por nuestras acciones. Si nos faltara la libre voluntad, llegaríamos a ser meros robots, títeres, controlados desde afuera.
Dios creó al hombre para expresar el amor, disfrutando de felicidad total aquí y después. Por tanto El hizo el poder del amor tan absoluto que incluso podía violar Su voluntad. El amor puede pasar por encima del poder de la ley natural y los convencionalismos sociales. El amor puede cegar al hombre y llevarlo a su propia destrucción. O puede inspirarle para elegir la muerte por la causa de Dios. Debido a que Dios hizo la fuerza del amor absoluta, fue posible para Lucifer Adán y Eva frustrar el plan de Dios para la creación.
Dios creó a la primera pareja a Su imagen. Esto podía implicar que ellos representaban a la humanidad como lo mejor: físicamente bellos, moralmente buenos y espiritualmente bendecidos. Debido a que Adán y Eva estaban en el Paraíso, eran apropiados para vivir en la presencia de Dios. Este punto de vista también hace hincapié en la naturaleza impactante de su pecado.
El Unificacionismo enseña que, el Principio de Dios de la creación, provee al ser humano de todos los elementos necesarios para su crecimiento hacia la etapa de perfección. Este principio permite a cada ser humano un grado suficiente de libertad para actuar de forma responsable. Por lo cual Dios no domina por completo nuestro proceso de madurez.
En el momento de su caída, Adán y Eva sólo habían llegado a la parte superior de la etapa de crecimiento. Es decir, eran adolescentes apenas dejada la infancia. Si la primera pareja hubieran estado completamente maduros hubieran amado a Dios tan íntimamente que ninguna tentación podría haberles alejado de El. Cuando Eva sucumbió a los avances del arcángel rebelde y luego, cuando Adán se unió a ella antes de tiempo, aún estaban bajo el dominio indirecto de Dios.
Dios no podía ejercer el dominio directo sobre ellos antes de llegar a la perfección. Una vez que Adán y Eva hubieran alcanzado la madurez, nada podía haber roto su amor incondicional por su Creador. En esa etapa y sólo entonces podía Dios libremente derramar Su amor infinito. Hasta ese momento, el amor de nuestros primeros padres hacia Dios era incompleto y podría llegar a ser mal dirigido. Por esta razón, un hombre y una mujer deben de experimentar la unión completa de amor después de que su amor individual por Dios haya llegado a ser incondicional. Sin primero perfeccionar el amor hacia Dios, la preocupación, el verdadero afecto, y la unión con otro ser humano es casi imposible, como nos muestran los problemas maritales de nuestro tiempo.
Por último, Adán fue creado para ser el señor de la creación, él poseía una dignidad potencial por encima de todas las demás criaturas. Para ser plenamente calificado para esa posición, tenía que confiar en sus propias fuerzas y el juicio en el perfeccionamiento de su corazón de acuerdo a la imagen de Dios. Dios espera hasta que el ser humano aprenda a gobernarse a si mismo antes de que se le permita gobernar el mundo entero. De esta manera, Dios quiere compartir con el ser humano su trabajo creativo. Para lograr su dignidad como señor de la creación, Adán tuvo que actuar por su cuenta. Por estas razones, era imposible para Dios, evitar la Caida.
Solamente quien ha descubierto lo que Satán hizo a la primera pareja humana y sus descendientes puede remover el pecado original y restaurar su linaje divino. Aunque es posible limpiarse hasta un cierto punto de los elementos satánicos, el camino a la meta final de la perfección nunca ha sido abierto. Incluso los más grandes santos nunca han sido capaces de alcanzar la unión completa con Dios.
¿Cuáles son los efectos de la Caida en el ser humano?
Habiéndose separado de la fuente de la vida y la felicidad, el ser humano ha sufrido soledad, inquietud, ansiedad y miedo a la muerte. La búsqueda para llenar nuestro vacio espiritual ha sido infructuosa. Estamos hambrientos de verdad y de amor auténtico. Alienados de Dios, experimentamos odio sin fin y la amenaza de la guerra. Además de todos estos problemas humanos, existe hostilidad mutua entre el ser humano y la naturaleza. En un mundo en desorden ya no servimos como guardianes de la naturaleza y no es nuestra mejor aliada. Como Pablo escribió, "la creación entera gime con dolores de parto... "(Rom. 8:22).
Sin embargo, el peor resultado de la Caida es su efecto sobre Dios. Su propósito para la creación fue anulado por completo. Al rechazar el amor de Dios, Adan y Eva no solamente fallaron en ser Su más preciosa fuente de alegría, sino que se convirtieron en la fuente de un dolor indescriptible. Habiendo perdido Su morada en el corazón humano, la soberanía benefactora de Dios sobre la Creación fue gravemente dañada. Todo esto ocurrió debido a la rebelión ciega de Lucifer, Adán y Eva. Por incontables siglos Dios ha vivido en agonía con un corazón angustiado. ¡Qué profundo y largo ha sido Su consternación, amargura y dolor!
¿Porqué el dolor abrumador en el corazón de Dios se ha ocultado? Hay varias razones de acuerdo al Principio Divino: Primero, la naturaleza trágica de la Caida ha estado oculta, debido a que Satán se beneficia de nuestra ignorancia. Segundo, el efecto de la Caída sobre Dios ha permanecido oculto porque Dios no ha podido revelar completamente la profundidad de Su dolor.
Los seres humanos no podemos exponer nuestros sentimientos más íntimos a todo el mundo. Lo mismo es para Dios. El no podría revelar Su dolor excepto a alguien que entendiera exactamente lo que Satanás habia hecho y su efecto en todo el plan de Dios.
Entonces, ¿Cuál es la meta final del Mesias? Quitar la carga intolerablemente aplastante del corazón divino. Liberar no sólo a una humanidad doliente, sino a un Dios angustiado también. Una vez que Dios sea libre para ejercitar Su soberanía sobre la creación, Su gran alegría traerá consigo una primavera cósmica y el universo entero estará radiante de felicidad y armonía.
Es una traducción del inglés
Fuente: Unification Theology - Young Oon Kim
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